Vaig descobrir aquesta escriptora per la recomanació d’un bon amic
lector. Em va captivar la seva manera d’escriure i la trama de les seves
històries.
Aquesta novel·la potser és la que menys m’ha agradat de les que he llegit
d’ella però si la seva “literatura”, el seu estil. I m’ha passat una cosa
curiosa. Quan llegeixo m’agrada marcar certs paràgrafs o expressions que
m’agraden, però com que el llibre era de la biblioteca vaig optar per fer un
petit plec a la punta de les pàgines que m’interessaven per després
apuntar-m’ho en algun lloc. A la primera marca que hi vaig fer no m’hi vaig
fixar però més endavant vaig adonar-me que la pàgina que jo marcava, ja havia
estat marcada anteriorment. El següent fragment que em va agradar va resultar
que també havia tingut la pàgina seleccionada per algun altre lector previ. I
així em va passar gairebé amb totes les pàgines en les que hi trobava coses
interessants. Quina curiosa coincidència de compartir amb tanta exactitud les
paraules seleccionades de la història. Potser seria interessant (o atrevit, o
perillós) saber qui ha estat qui ha llegit el llibre abans que jo!!
Us deixo alguna de les coses seleccionades:
Una bonica metáfora per l’empunyadura
d’un bastó:
Su bastón quedaba abandonado
en la silla. Lo cogió y observó la extraña y misteriosa empuñadura: un antiguo
reloj de arena acostado, con las partículas suspendidas entre los dos espacios
de cristal creando el infinito y alrededor una inscripción: “Aquí tienes todo
el tiempo del mundo para que lo manipules a tu antojo”
I de
cop, al mig del llibre, sense haver fet cap menció a res, hi ha un capitol que diu:
Estaba cansada de arrastrar
su yo. Ese yo que a veces aparecía y le negaba cualquier tentativa de remontar
su existencia. Quería ser como todos. Ilusionarse con algo, sonreir, tener
ganas de vivir y disfrutar. Acallar su mente, sus pensamientos, su alma. Llevar
lo imaginado a la realidad.
[…] Todo lo había matado su
primer dolor; ese secreto que guardaba la había desgarrado por fuera y, sobre
todo, por dentro.
¿Dónde había quedad su
cuerpo? Quien le había robado su inocencia y arruinado su valía?
Las asquerosas manos de su
abuelo manoseándola, sus ojos suplicantes, su corazón acelerado, terror a ser
descubierta y convertirse en niña mala.
Se acercó al muro para ver
crecer la oscuridad sobre el rio y, al hacerlo, descubrió en la piedra cientos
de escritos que prometían amor eterno. Corazones encerrando iniciales, frases
de despecho y juramentos rotos cargaban la barandilla con el peso de los amores
contrariados.
¡Cuántas palabras decía la
gente cuando estaba enamorada, y cuántas cuando estaba despechada! Mirándolos,
se dio cuenta de que sumaban lo mismo. Igual cantidad de amor que de desamor.
El cálculo era bueno, los muros lo certificaban.
El enamoramiento y el
despecho tenían algo en común: los dos se gestaban en las vísceras y reventaban
sin pasar por el intelecto.
(Això forma part d'un molt curt capitol que hi ha enmig del llibre i que sembla insignificant i que a partir de la seva lectura res va ser igual en aquesta història...)
I finalment un altre fragment que vull destacar, una oda al lector:
La puerta se abrió y esta
vez no le dio la espalda. Sus ojos se deslizaron en los suyos, buscando una
rendija para colarse en su alma. Como si volviera de un largo viaje, aquella
mirada limpia la abrazó con suavidad. El tacto de sus ojos era tibio y
desbordaba ternura. Invitaba a quedarse en ellos.
Todas las historias terminan
siendo lo que el lector quiere. Una misma novela nunca es igual para dos
personas. Las palabras tienen el don de colarse por los orificios más
inesperados del alma y llegar al lugar donde habitan los fantasmas más íntimos,
donde se gesta el auténtico significado de lo que se lee.
Ja teniu una bona mostra de com escriu l'Ángela Becerra per si us ve de gust tastat-la.
Dolor i literatura.
ResponEliminaEspero que gaudeixis molt d'aquesta lectura, que sembla que algú, abans, també ho va fer...
ResponEliminaJo que no compro mai premis, tinc ganes de llegir Terra Alta de Javier Cercas!
Bon cap de setmana.