Escriure el que
ens passa, moltes vegades, és una molt bona teràpia. Segur que entre nosaltres n’hi
ha uns quants que ho practiquem o que ho hem practicat en alguna ocasió.
A continuació hi
ha un fragment que em va agradar molt del llibre que vaig referenciar fa poc, Todo
esto te daré de la Dolores Redondo, i que en parla d’això. Un dels protagonistes,
Manuel Ortigosa, escriptor, havia escrit un llibre titulat “Lo entregado al no”
i explica el què vol dir aquest títol.
En aquest cas és
ficció però ves a saber si no amaga alguna realitat. Al final sempre
aplica allò que la ficció mai supera la realitat, oi?
"Cuando publicó Lo
entregado al no habían transcurrido siete años desde la noche en que su
hermana cerró los ojos para siempre. Fue al poco de morir ella cuando sintió
por primera vez la necesidad de escribir, y en todo aquel tiempo la posibilidad
de hablar en sus novelas de su infancia, de sus padres, de su hermana o del
dolor, ni se le había pasado por la cabeza. Había mantenido la promesa que ella
le arrancó de no convertirla en su factor vulnerable, se había tragado las
lágrimas destinadas a llorar por ella, pues cada vez que afloraban casi podía
oírla diciendo: “No llores, cuando eras niño entonces no me dejabas dormir,
ahora no me dejarás descansar”.
Pero hubo una mañana en que descubrió aterrorizado que había
olvidado su olor, que no recordaba su rostro, que no le quedaban ni sus recuerdos,
que empeñado en negar el dolor se lo había entregado al “no”, y el “no” lo
estaba devorando hasta hacerlo desaparecer, como si jamás hubiera existido. Ese
día comenzó a escribir: Cinco meses de sangrar sobre las páginas en blanco,
cinco meses de lágrimas y angustia que le dejaron exhausto. Lo entregado al no había sido el título
elegido para hablar de todo lo que no quería hablar, para poner nombre a lo que
durante años no quiso nombrar. Se convirtió en su mejor novela, nunca concedió
una entrevista sobre aquel libro y se juró que jamás volvería a escribir nada
igual."